Desde el inicio de los tiempos ha existido contaminación
de todo tipo, sin embargo, ha logrado maximizarse producto del desarrollo
industrial y demás acciones antropológicas. Así mismo todas estas actividades han ocasionado desastres ambientales, en donde los más
perjudicados somos nosotros y demás seres vivos del planeta. Es preocupante pensar que somos los individuos
más desarrollados de la Tierra, pero precisamente somos
los que más la destruimos. El mundo no es solo nuestro ¿Por
qué ese afán de querer dañar el único lugar hasta ahora en donde podemos
habitar? ¿Por qué ese sentimiento de destrucción hacia lo que forma parte de
nosotros?
Estas son algunas de las interrogantes que me cuesta
comprender además de por qué la vida es injusta, pero, aun así, no es motivo
suficiente para seguir como estamos. Ya es hora de abrir los ojos… es hora de
pensar y empezar a reflexionar sobre lo que está ocurriendo... es hora de
cambiar el mundo fomentando el respeto, la solidaridad, la tolerancia y, sobre
todo, cuidar y amar a la tierra como a nosotros mismos.